Acompañados de Felipe, peregrino de Navarra con el que habíamos compartido mesa y alojamiento y tras desayunar en el propio albergue, (cocina justa), empezábamos a caminar con el temor de la primera dificultad de este tramo,l a subida al alto de los Mostelares. Una subida del 12%. Efectivamente, al poco de cruzar el río Odra, pudimos ver la ascensión. Corta pero dura. El amanecer nos permitió recuperar el resuello con la excusa de la foto. Bello amanecer. En el alto, fresco, monumento y café por la voluntad.
Descenso rápido. Felipe daba muestras de tener un ritmo inferior al nuestro.
Fuente del Piojo. Parada para esperar a Felipe. Seguimos luego cada uno a su ritmo. Desde la altura, hemos retomado el paisaje de mar de amarillos.
Avanzamos a buen ritmo, ayudados por unas nubes altas y suave brisa de cola, hasta llegar a la ermita de San Nicolás, convertida en Hospital de Peregrinos y el Puente Fitero sobre el Pisuerga, frontera entre Burgos y Palencia.
La proximidad al río, la vega y el regadío modifica el paisaje. Las parcelas de lechugas, maíz y algunos frutales, conviven con los campos de trigo recién segado.
Parada en Itero de de la Vega. Descanso y desayuno. Rollo de Justicia y continuamos el camino.
Suave ascenso y Boadilla del Camino. Rollo Gótico y decepción por no poder visitar Santa María. Paco fastidiado con los pies y yo no mucho mejor.
El Canal de Castilla a la derecha y álamos a la izquierda alivian ahora el calor. Impresionante la esclusa. Inmediatamente Frómista. Pensión. Ducha. Magnífico mero con gambas, siesta y labores. Visita al magnífico románico de San Martín de Frómista. San Pedro. Piedra del milagro. Lástima no poder acercarnos a Támara. En mi mente el libro de historia y mi anterior visita.
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