Día de niebla. Con cierta ansiedad y preocupación comenzó la jornada. Por la noche me había molestado la rodilla.
Tras pasar el río Brandelos, comenzamos una suave subida, pero prolongada. Grillo, chicharra (?), las consabidas gotitas iluminadas por el haz de luz de la linterna frontal, trinos de pájaros, un topo madrugador o tardón, sonido de gotas sobre las hojas, el rítmico toc-toc de los palos, el tras-trss de las zapatillas. Oscuridad. Luces de otros peregrinos, amenazantes troncos retorcidos de robles y altísimos eucaliptos. Olor de infancia.
Pasamos Cimadevilla y empieza a clarear. Sobra la lámpara. Seguimos subiendo. Monolito peregrinos. Sigue la niebla, ahora más alta. Los árboles del camino tienen sombra de agua.
Primeras instalaciones del aeropuerto. Se entrevé la cola de un avión que va a despegar. Ruido.
El camino continúa. Los mojones de esta etapa son antiguos y no ponen el kilometraje. El río Lavacolla no es más grande que un triste arroyo. ¿Cómo se lavarían allí los antiguos peregrinos?
Pantagruélicas tostadas. Sigue el día gris. Tras San Marcos, entramos a Monte do Gozo. Hemos pasado las televisiones sin verlas.
Monumento a Juan Pablo II entre nieblas. Queremos ir al monumento a los peregrinos y nos desviamos del camino. Al fin lo encontramos. Decepción, aunque hay más luz, no se ve Santiago. Instalaciones casi abandonadas. ¡Qué calor pasamos allí!
Entrada larga y tediosa. Ya llegamos a la Puerta do Camino y bebemos agua en su fuente. Ya estamos en Santiago. Pasamos el infierno y junto a Cervantes aparece el Sol. San Martín Pinario y ... por fin... la plaza del Obradoiro. Emoción. Vello erizado. LO HEMOS CONSEGUIDO.
Qué bella luce la fachada, limpia, casi blanca. Lástima que no podamos ver el Pórtico de la Gloria.
Espera para la compostela. Ducha, comida en la misma hospedería. Primera visita a la Catedral y abrazo al Santo.
Compras, misa sin botafumeiro y pinchos en Taberna do Obispo. Un descubrimiento. Paseo corto y a descansar. El día ha sido largo.
petrus
domingo, 23 de septiembre de 2018
Camino de Santiago 2018. 7. Pedrouzo - Santiago
sábado, 22 de septiembre de 2018
Camino de Santiago 2018. 6. Arzúa - Pedrouzo
Otra vez niebla al comenzar, pero más liviana. La humedad del ambiente potencian el grato aroma de los eucaliptos, que ya aparecen frecuentemente, alternan con los consabidos castaños, robles y algún que otro nogal.
Se oyen cantos mañaneros de pájaros. El gallo nos saluda a nuestro paso por A Paroxa. Algunas gotas de condensación caen cómo gotitas de lluvia. Me hace tararear la canción infantil que ya me va a acompañar durante buena parte del camino. Helenita. Eucaliptos desdibujados sobre fondo blanco al clarear.
Muy buena pista flanqueada por árboles protectores invita a caminar rítmicamente. El tac-tac de los bastones se sincroniza con el toc del bastón de Paco. En las cuestas se retrasa, pero hoy son suaves. Reflectantes de peregrina iluminado por por la lámpara me evocan los esqueletos fosforescentes.
Río Ladrón.
El sol aparece con fuerza y lo que antes eran verdes atenuados, ahora son verdes brillantes.
Desayuno en Boavista y continuamos. Suaves bajadas, leves cuestas. La familia viajando.
Ha desaparecido el hórreo que recordamos de la vez anterior. Paco y su extraordinaria memoria.
Bar decorado con botellines de cerveza Peregrina. ¡Cuánta sed aliviada!
Fuente en camino pero obviamos el alto de Santa Irene. La rodilla derecha empieza a dar señales de vida propia. Preocupación.
Accidente de ciclista. Espero que no sea nada serio. Hoy muchos ciclistas nos han adelantado. La etapa era asequible por el camino. Sin embargo, parece como si hubiese menos peregrinos o más espaciados.
Llegada a Pedrouzo. Buen albergue, pero la mochila no ha llegado. Gallo Piñeiro. Comida razonable. Charla con Raúl sobre la vida y los hijos adolescentes. Descanso. Música de Bach mientras escribo.
viernes, 21 de septiembre de 2018
Camino de Santiago 2018. 5. Melide - Arzúa
Etapa acortada por imperativos de los pies de Paco. Bus hasta Melide y prolongación hasta Arzúa.
Hemos pasado tres Ríos: Boente, Castañeda e Iso; lo que significa tres bajadas y tres subidas. La primera, la de Boente, engañaba. Parecía dura pero luego era peor. Sudor. Menos mal que el Sol no ha hecho hoy aparición, por lo que hemos podido caminar sin mucho agobio, salvo, claro las cuestas.
Recorrido en general precioso. Se alternan prados, bosquecillos de castaños y robles con bosques de eucaliptos. Sendas muy buenas. Pistas amplias, asfaltadas o no, pero casi siempre protegidas por arboleda.
Primera parada en San Pedro de Melide y el cruceiro. Obviamos pasar por el centro. Segunda parada, Santa María de Melide con sus extraordinarias pinturas murales.
Leve parada para desayunar y Boente. Fuente de Fraga. Íntima capilla dedicada al Apóstol .
Bucólicos pasos de riachuelos y arroyos. Ciclistas electrificados hacen alarde subiendo cuesta. Los no electrificados, pie a tierra, empujando. Vacas otra vez y madre peregrina con bebé en mochila. Tiene mérito. Hoy no hemos visto a la peregrina con perro. Suena la gaita y la caja.
Puente de Ribadiso. Espectacular paisaje. Ganas de descalzarse y mojar los pies, pero sólo quedan 3 km, eso sí, en cuesta para llegar a Arzúa.
Llegada pesada, ducha y reparador caldo gallego. Buen albergue.
jueves, 20 de septiembre de 2018
Camino de Santiago 2018. 4. Portomarín - Palas de Rei
Empezamos de noche y con una niebla densa. Larga cuesta hasta Gónzar. Primeros kilómetros duros, algo más suaves el resto. Las gotitas en suspensión eran visibles por la lámpara frontal. Grandes pinos cubrían toda la senda y daban al ambiente un aire espectral. Múltiples telas de araña visibles en el monte bajo.Tengo empapada la camiseta, no sé si del sudor, de la niebla o de ambos.
Desayuno en Gónzar.
Nueva subida a Castromaior. Los pinos han sustituido ya a robles y castaños, pero predominan las explotaciones agroganaderas. No visitamos el Castro.
Aparte de aquí, caminando por el arcén izquierdo de la carretera pasaremos por varias poblaciones. A destacar parada, sellado en la ermita de la Magdalena. Agua fresquísima y Crucero de Lameiros.
Seguimos paso a paso, descanso en Portos y finalizar etapa. Vacas en carretera y hormigas gigantes. El sol calienta pero entre la brisa y las sombras hacen llevadero el camino.
Poco que ver en Palas de Rei. Buen albergue pero con muchas escaleras. Muy buena comida.
miércoles, 19 de septiembre de 2018
Camino de Santiago 2018. 3. Sarria - Portomarín
Nos despertó el gallo.
Salida de Sarria ya clareando, lo que nos permitió apreciar el puente medieval.
Corredor junto a la vía y paisaje bucólico.
Pronto la cuesta del día nos iba a arrancar el primer sudor. A partir de ahí, una buena pista, unas veces asfaltada, otras no; tramos de carreteras locales... pero siempre entre entre prados, explotaciones ganaderas delititadas por manzanos, castaños y carballos.
Visita a Santiago de Barbadelos. Cerrada.
Tramo con muchos peregrinos. El sonido de tus bastones y de tus zapatillas se pierden entre múltiples conversaciones en múltiples idiomas. Los tic-tac se multiplican. La mayoría de los bastones de peregrinos van sin protección. Se pierde la serena soledad de días anteriores.
Ciclistas que protestan, peregrinos que saltan ante algunas bicis demasiado rápidas.
Cola en la panadería de Peruscallo para un café. Fuente del Peregrino casi dejada de la mano de Dios.
Visita a la iglesia románica de Santa María en Mirallos. En el exterior, sellado de credencial, pero el interior, cerrado. Magnífico panteón gótico.
Peregrinos desandando el camino y vacas en contra. Suena una gaita. También el Camino agudiza el ingenio. Primeros horreos
Durante la primera parte del día, el sol ha estado oculto tras niebla alta. Ya nos acompañan nuestras sombras, pero el sol sólo apretará al llegar a Portomarín.
Cerveza en el Descanso y bajada hasta el largo puente. El embalse está bastante seco. Se puede ver el antiguo puente y restos del pueblo. Escalinata y cuesta para rematar la faena. Ducha, buena comida comida, aunque servicio lento. Jubilados gritones. Sesión de lavado y convivencia con otros peregrinos de Sevilla y Cádiz.
Paseo por Portomarín. Iglesia de San Nicolás y exterior de San Pedro. Románicas. Trasladadas piedra a piedra desde su ubicación original. Parque agradable. Casonas blasonadas. Soportales en piedra.
martes, 18 de septiembre de 2018
Camino de Santiago 2018. 2. Triacastela - Sarria
Etapa corta, por San Xil.
Primera parte, suave, entre bosque de robles y castaños por un lado y el riachuelo por otro. El rumor del agua y los trinos de pájaros nos acompañan. Gallinas sueltas y pollitos tras cruzar el puente en A Balsa y comenzar una fuerte subida. Clarea. Primeras gotas de sudor.
Terminamos sin dificultad la cuesta y esperábamos refrescarnos en la Fuente de Lameiros. Seca. En realidad un estanquito.
Volvemos a pista asfaltada, cómoda, nos conduce cerca de San Xil, pero bordeándola. Sigue el bosque tradicional con sus típicos helechos pero empiezan a aparecer los primeros prados que en el transcurso de la etapa se harán dominantes e incluso algunos maizales. Castaños con sus "peludos" y algún que otro manzano.
La etapa continúa suave, aunque esperábamos una fuerte subida al alto de
Riocaba, que no lo fue tanto. Eso sí, la bajada a Montán, peligrosa, pero muy bella. Empieza a aparecer el polvillo blanco que nos cubrirá las zapatillas hasta el final.
El camino continúa ya entre entre prados dominantes y explotaciones ganaderas donde pastan tranquilas vacas blancas y rubias. Olor típico en los pueblos por los que pasamos: Fonteracuda, Furela... hasta llegar a Pintín, donde dimos cuenta del desayuno de rigor y charla con los norteamericanos Guillermo I y II, padre e hijo. Muy buen castellano y buen conocedor de Andalucía.
Canario huidizo y propietaria "rara" dan nota de color.
Poco a poco llegamos a Sarria. Oficina de Información, puente caído y albergue al pie de la escalinata.
La mochila no ha llegado. Pulpo buenísimo y vuelta. Por fin podemos ducharnos. Siesta reparadora y visita al casco histórico. Agujetas. Polémica de la Mezquita también presente.
Teléfono, Helenita con pucheros, teléfono, Huesca, teléfono... cena y ... a descansar, si se puede.
Día completo.
lunes, 17 de septiembre de 2018
Camino de Santiago 2018. 1. O Cebreiro - Triacastela
Paco y yo teníamos ganas de empezar. Anoche no habíamos acordado hora de salida. "Cuando nos despierten". Pero la verdad es que fuimos nosotros los que despertamos (??) a los demás. Al menos de los primeros. El caso es que a la 7:30 ya habíamos tomado nuestro primer café y dispuestos para la primera etapa.
Comenzamos en subiditas agradables hasta la primera dificultad, el alto de San Roque. Su monumento al peregrino nos saludó amaneciendo.
Camino cómodo, buen piso y cuidado.
Casi sin darnos cuenta llegamos a Linares. Desayuno con contundentes tostadas de pan gallego y charla con ciclistas argentinos, padre e hijo. Recuerdos y nostalgia de otro tiempo y ansias de futuro.
Seguimos caminando, siempre en paralelo a la carretera. Las balizas de nieve indican la dureza de este tramo en invierno. ¡ Qué duro tuvo que ser Javi! Seguro que lo hiciste por el camino, no por carretera.
El paisaje verde nos invitaba a andar y una suave brisa nos aliviaba, pero nos esperaba el alto de Poio. 400 metros durísimos. Perro peregrino. Un mar de verdes distintos
Una pareja me adelanta. Ella muy blanquita de piel. Me recuerda a Ana. ¿También ella se quemará? Primeros tejados de pizarra.
Parada en Fonfría para refrescar los pies, pero ¿dónde está la fuente?
O Biduedo y Fillobal son los siguientes puntos por los.que pasamos sin detenernos. El burrito nos saluda en
Pasantes. A partir de ahí, una larga bajada entre castaños, robles y algún álamo todos cubiertos de hiedra nos protegen y cobijan. Enormes raíces flanquean nuestro precavido caminar hasta llegar a Ramil cuyo castaño centenario nos recibe. Triacastela y el final de la jornada está ya aquí. Tengo necesidad de llamar a Marisa para saber cómo ha ido la noche.
Ducha reconfortante, comida abundante, lavado de ropa. Siesta. Café e Iglesia de Santiago cerrada. No hay misa del peregrino por motivos personales del Párroco (???).
Mañana será otro día, espero.